Las mujeres que aman demasiado

Levanto la mano y digo, yo fui. Yo vine a darlo todo en el amor a cambio de nada o de muy poco, de migajas de amor, porque entendía erróneamente que así iba a funcionar, que “éL”, también yo, me iba a sentir mejor, me iba a sentir más valorada.

Quizás tú puedes ser o has podido ser una de las mujeres que aman demasiado, si no lo tienes claro, sigue leyendo para encontrar algunas pistas

¿De dónde vienen?

Históricamente a las mujeres se nos ha transmitido la idea de que hay que dar, dar y dar… sostener, sostener y sostener siempre a los demás; vi a mis abuelas, a mi madre estar para el otro, siendo el otro su marido, sus hijos, su familia, sus amigos, incluso cualquier desconocido que pasaba por la calle y le pedía ayuda. Los demás eran antes que ellas, y antes que yo, durante “bastantes” años.

Es frecuente que a las mujeres se nos busque para dar pautas, consejos o el tan necesario consuelo en los momentos difíciles. Nos pasamos la vida resolviéndole la vida a los demás. ¿Y dónde se quedan tus necesidades? ¿Quién tiene que sostenerte a ti? ¿Es tu responsabilidad la vida de los otros adultos?

Cuando entramos en una relación de pareja que muchas veces entendemos que va a estar repleta de romanticismo, sin darnos cuenta, nos perdemos a nosotras mismas, perdemos nuestra identidad, porque lo único que queremos es que el otro nos quiera y se sienta bien, que el otro se sienta tan a gusto con nosotras que no se les pase por la cabeza ni por un segundo abandonarnos.

¿De dónde nos puede venir ese sentimiento de abandono?

¿Cuáles son sus creencias?

Las mujeres que aman demasiado sueñan en grande, con que su vida va a cambiar en el momento en el que “éL” se dé cuenta de que ella es lo más valioso que tiene en su vida. Pero esto difícilmente va a suceder.

En ese amar demasiado, no nos damos cuenta de que nuestro amor propio se va debilitando poco a poco, buscando la aprobación del otro, de los otros; y no entendiendo porqué a veces a pesar de darlo todo, el otro no te valora.

Por si fuera poco, las mujeres que estamos en la espiral del maltrato, la cuestión va más allá y resulta que “éL” no sólo no te valora, sino que te descalifica, insulta o hace algo aún peor que te hace sentir, con perdón, como una mierda.

Además, en esa tesitura, somos capaces de justificar las acciones de “éL” diciendo cosas, como, por ejemplo,” lo que le pasa es que, a él, cuando era niño no le dieron amor,” lo que le pasa es que ha sufrido mucho en su vida” o “lo que le pasa es que las mujeres le han engañado”, … por eso se comporta así conmigo.

Pero oye, yo sé que “éL” me ama, porque cuando estamos en la cama me lo demuestra. Me lo demuestra poniendo una sonrisa de satisfacción en su cara cuando me acuesto con él y hago cosas que van en contra de mi propia voluntad.

¿Qué cosas solías creer tú? ¿Qué cosas solía creer “éL”?

¿Qué sienten?

Las mujeres que aman demasiado siempre están buscando la aceptación del otro, ese hombre al que aman, la familia, de los hijos o los amigos, de la gente en general.

De ahí que, muchas veces sus amigos son los amigos de él, sus preferencias, sus gustos son los de él. Todo es lo de “éL” porque así debía de ser y así se lo han mostrado en las películas, en la familia de origen o en las novelas de amor.

Todo lo que le ha rodeado en su vida le ha enseñado que ella tiene que olvidarse de sí misma, vaciarse, para convertirse en lo que el otro espera que sea en cada momento. ¿Si te vacías de ti, qué sientes? ¿De quién es la responsabilidad de tus emociones?

¿Qué cosas hacen?

Las mujeres que aman demasiado difícilmente saben decir “No”. Se conforman con lo que el otro les quiera dar, también cuando de sus hijos se trata ¡No vayamos a liarla parda, y encima la pague el niño ¡

Su felicidad está basada en él, en lo que él le puede dar, y en lo mucho que ella puede darle a él, porque si yo le hago feliz es suficiente para mí.

En el pasar del tiempo, se da cuenta que da, da y da y la realidad no sólo no cambia, sino que empeora, porque ese hombre se encarga de quitarle valor a todo lo que ella es y hace. Quiere que sea como no es y poco a poco se va vaciando y dejando de ser ella. Se queda sin nada.

¿Qué cosas solías hacer tú? ¿Qué cosas solía hacer “éL”?

¿Cuáles son los resultados?

Las mujeres que aman demasiado están tan empeñadas en su causa, que se quedan con las manos abiertas esperando recibir lo mismo que ellas dieron y ahí viene la gran decepción, ahí viene la gran tristeza, el agobio y el miedo aterrador. Diste, pero no recibiste lo que entendiste que merecías.

Entonces regresas las manos vacías hacia ti y te preguntas ¿Ahora qué?

Descubrir eso duele y duele mucho. Pero no sólo descubres eso, sino otras cuantas cosas más, como que ese hombre al que muchas veces le diste todo, es un auténtico desconocido para ti y que has vivido experiencias que ni en tus peores sueños imaginaste que podías tener en las relaciones de pareja.

Y es que las mujeres que aman demasiado entienden que, amando mucho van a ser capaces de sostener la relación de pareja con su gran empeño y no es así. La relación de pareja así entendida tarde o temprano hace aguas porque tú te cansas de satisfacer constantemente sus necesidades destendiendo las tuyas propias.

Tarde o temprano te das cuenta que buscabas desesperadamente el amor del otro, incluso poniendo tu integridad física o psicológica en peligro o algo aún peor, la de tus propios hijos.

Prueba a regresar tus manos hacia ti y a llenarlas por ti misma de todo lo que necesitas. ¿Me cuentas que ocurre en ti?

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