En la vida, con suerte, tienes dos formas de aprender: por las buenas o por las malas. Sin suerte, simplemente no aprendes. Yo aprendí por las malas sobre la violencia, enfrentándome a una crisis existencial que me dejó dos opciones: tomar otro camino o reventar. Estoy aquí porque elegí el camino.
No soy una coach motivacional que te ofrecerá frases bonitas difíciles de aplicar e integrar en tu vida diaria. Soy muy consciente de mi propósito y no estoy aquí por casualidad, por moda, ni con la intención de salvar al mundo de la violencia masculina.
El acompañamiento a mujeres maltratadas no es un paseo, pero después de experimentar mi propia sanación, sentí profundamente la necesidad de compartir las herramientas y conocimientos que me ayudaron con otras mujeres en situaciones similares.
Si sufriste malos tratos, recibiste un daño y fuiste víctima. Pero agárrate, porque lo más duro y difícil no son los golpes físicos ni el daño psicológico o emocional, sino la decisión de no seguir sosteniendo una actitud de víctima ante tu agresor, tus hijos, la sociedad y la vida en general.
Ese es tu verdadero desafío.
La sanación es un proceso largo y complicado, pero es posible. A menudo, las heridas más profundas no son las visibles, sino las que llevamos en nuestro interior. Para superarlas, es fundamental contar con el apoyo adecuado y con herramientas que nos permitan reconstruirnos desde adentro. El camino hacia la recuperación puede parecer interminable, pero cada pequeño paso cuenta y es una señal de tu fortaleza y determinación.
En mi experiencia, uno de los mayores obstáculos es cambiar la narrativa interna. La sociedad a menudo refuerza la idea de que una vez víctima, siempre víctima, pero no tiene que ser así. Es crucial trabajar en la autoaceptación y en la redefinición de nuestra identidad, no como víctimas perpetuas, sino como sobrevivientes y, eventualmente, como personas empoderadas capaces de vivir plenamente.
El coaching que ofrezco se centra en brindarte las herramientas necesarias para romper con los patrones de victimización y construir una vida nueva y auténtica. No es un camino fácil, pero con el apoyo adecuado y una mentalidad resiliente, es posible transformar el dolor en una fuente de poder y crecimiento personal. Aquí estoy para caminar contigo en este viaje de sanación y empoderamiento.
No dudes en contactar conmigo.